El sistema sanitario español mantiene
su eficiencia, pero muestra un deterioro creciente y desigualdades
territoriales, según el nuevo informe del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS). El estudio ‘El sistema sanitario español:
fortalezas, deficiencias y mejoras’ asegura que España sigue teniendo uno de los sistemas de salud más
eficientes y con mejores resultados del mundo, aunque muestra
señales de agotamiento estructural, con listas de espera récord, desigualdad
entre territorios y una productividad decreciente.
Un modelo eficiente con resultados sobresalientes
A pesar de los desafíos,
el informe destaca que el sistema sanitario español continúa ofreciendo una atención
de alta calidad, logrando resultados de salud excepcionales con un gasto inferior a la
media europea.
· Gasto sanitario: destinó un 9,6 % del PIB en 2023 a sanidad
(sumando gasto público y privado), frente a más del 10 % de media en Europa
Occidental.
· Eficiencia: con menos gasto por
habitante que los grandes países europeos, el sistema español obtiene mejores
resultados globales de salud, demostrando una alta eficiencia comparativa.
· Esperanza de vida: mantiene una de las
mayores esperanzas de vida del planeta (83,8 años en 2023 y previsiblemente más
de 84 años en 2024), superando a países como Francia, Alemania y Reino Unido.
La Comunidad de
Madrid encabeza el ranking mundial, con 85,1 años de esperanza de vida en 2023, siendo la capital con
mayor longevidad del mundo.
El informe atribuye
parte de este éxito al modelo mixto público-privado, donde el 26 % del gasto
sanitario total proviene del sector privado, lo que ha permitido aliviar la carga
del sistema público y garantizar un acceso ágil y complementario a la atención
médica.
Síntomas de deterioro: más
listas de espera, menos equidad
El estudio advierte que
el sistema sanitario español atraviesa una fase de desgaste, visible en indicadores clave. Según los últimos datos
analizados:
· Las listas de espera quirúrgicas
alcanzan su máximo histórico, con más de 850.000 pacientes pendientes de intervención, el doble que en 2010.
· El tiempo medio de
espera supera los 120 días, con diferencias notables entre comunidades autónomas:
menos de 70 días en Madrid o País Vasco frente a más de 160 en Andalucía o
Castilla-La Mancha.
· Los tiempos para consultas con
especialistas también se han disparado: más de 100 días de media, frente a los 60 de hace una década.
El informe subraya que la gestión
descentralizada del sistema sanitario en 17 comunidades autónomas ha generado
desigualdades notables en calidad, acceso y eficiencia. Además, el envejecimiento
demográfico y el incremento de la población inmigrante están añadiendo presión
al sistema público: la población nacida en el extranjero que reside en España
ha pasado del 2,7% en 1996 del total al 19,6% a mediados de 2025 y, de forma muy
mayoritaria, solo consume sanidad pública.
Personal sanitario:
vocación frente a precariedad
Otro aspecto que destaca
el informe es la fuga de talento sanitario, especialmente entre médicos jóvenes. Los bajos salarios, la
temporalidad y la sobrecarga asistencial han llevado a miles de profesionales españoles a emigrar a otros países europeos en busca de mejores condiciones. España ocupa el puesto 19 de la OCDE en retribución
médica, pese a ser uno de los países con
mayor presión asistencial por habitante.
Propuestas para un
futuro sostenible
El estudio plantea una
serie de medidas concretas para revertir el deterioro y asegurar la sostenibilidad del
sistema sanitario español, entre ellas:
· Revisar el modelo de gestión autonómica. En lo posible,
recentralización de la sanidad pública y compartición de recursos entre CCAA.
· Reforzar la colaboración público-privada para optimizar recursos
y reducir las listas de espera.
· Inmigración neta cero hasta acercarnos al pleno empleo,
también, por su impacto en la sanidad (y en la vivienda). Sin la llegada de varios
millones de inmigrantes extranjeros en una España con varios millones de
parados reales, el problema de las listas de espera sería mucho menor, y el
gasto público en sanidad, apreciablemente inferior.
· La sanidad pública no puede ser gratis para personas sin
tarjeta sanitaria española / permiso de estancia en España. Una cosa es no dejar
urgencias médicas sin atender, y otra que esto sea gratis para quienes no
tengan permiso de residencia legal en España.
· Que los usuarios de la sanidad pública conozcan el valor de
mercado del coste en que se incurre para atenderlos. Dar una factura proforma
(se deba abonar o no) de lo que cuestan al Estado los servicios médicos y los
medicamentos que cada persona consume sería muy educativo para la población,
facilitaría los copagos, y podría ser disuasorio en una parte de la población a "sobreconsumir" algo que ahora percibe como gratis.
· Progresiva "desfuncionarización" de la sanidad pública. Que el Estado garantice
sanidad universal a coste asequible a todos los ciudadanos con derecho a ella
no implica que los profesionales médicos sean funcionarios, con empleo
inamovible de por vida salvo casos excepcionales, y con la menor productividad
promedio inherente a quienes están en esa situación frente a los trabajadores
privados.
· Desgravación en IRPF por gasto en sanidad. El consumo de sanidad
privada descarga de pacientes y costes a la pública. Tiene sentido, pues, que
haya una deducción fiscal por gastos médicos privados.
· Implementar
políticas activas de retención del talento sanitario, con
incentivos salariales y de desarrollo profesional, y promoviendo la jubilación
más tardía de los buenos profesionales médicos.
· Impulsar la medicina preventiva y personalizada, con más inversión en
tecnología, IA y atención primaria.
· Promover la educación sanitaria e introducir copagos por
visitas médicas, fomentando el uso racional de los recursos.
· Aumentar la transparencia y control en la gestión de productividad,
resultados, costes y eficiencia de los servicios autonómicos.
· Delegar en las farmacias
la realización de pruebas diagnósticas simples y el afinar la dosificación de
la medicación correspondiente.