La obesidad infantil en España y en el mundo sigue siendo un desafío
importante de salud pública, si bien, desde hace años hay una mayor
concienciación sobre este problema, tanto en las instituciones públicas como
privadas. Existen numerosas investigaciones sobre el tema que abordan
diferentes aspectos, desde el origen y la evolución del problema (incluyendo
los factores genéticos, sociales, económicos y conductuales asociados) hasta
los posibles tratamientos.
En esta línea, el equipo de investigación del Centro de
Metabolómica y Bioanálisis (CEMBIO) de la Universidad CEU San Pablo, el
Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y la Universidad Rey Juan Carlos han aportado un enfoque novedoso para
estudiar el origen de la obesidad infantil en función de parámetros que se
puedan medir en la sangre. Gracias a las capacidades de la metabolómica
multiplataforma y de técnicas de análisis estadístico avanzadas se han podido
seleccionar un conjunto de biomarcadores que han permitido identificar hasta tres subtipos metabólicos (metabotipos) de
obesidad infantil, no descritos previamente. Debido a la experiencia del grupo de
investigadores del Hospital en la obesidad de origen genético (monogénica),
pues colideran el grupo colaborativo europeo para su estudio, se ha podido
demostrar que esos metabotipos no están relacionados con variantes genéticas
conocidas. “La selección de los biomarcadores puede ayudar a clasificar el tipo
de obesidad y, de esa manera, identificar el mejor tratamiento para cada tipo”,
afirma el investigador principal (IP) del proyecto en el CEMBIO, Fco. Javier Rupérez.
Estos resultados se han publicado recientemente en el artículo "Identifying
subgroups of childhood obesity by using multiplatform metabotyping" de la revista Frontiers in Molecular
Biosciences, y proporcionan una base sólida para el desarrollo de estrategias
terapéuticas más efectivas y personalizadas, lo que podría transformar el
manejo de la obesidad infantil en el futuro.
Investigación con metabolómica
Esta investigación en la que la metabolómica, la práctica clínica y las
técnicas estadísticas avanzadas para el análisis de los datos obtenidos van de
la mano, cuenta con la estrecha colaboración entre los investigadores del
CEMBIO Fco. Javier Rupérez y David Chamoso; Jesús
Argente y Gabriel Martos, del Servicio de Pediatría y Endocrinología del Hospital Infantil
Universitario Niño Jesús, y Francisco Rabadán, del área de Estadística Aplicada de la
Universidad Rey Juan Carlos.
Financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y el
Fondo de Investigación en Salud (FIS) del Instituto de Salud Carlos III, este
proyecto profundiza en la comprensión de las alteraciones metabólicas asociadas
a la obesidad infantil y a las posibilidades de intervenciones personalizadas,
no farmacológicas.
Evaluación de la dieta cetogénica
Otro de los hallazgos está relacionado con tratamientos basados en
intervención nutricional: las dietas. Mantener una dieta cetogénica durante
cuatro meses permitió la reducción de peso de los niños, que se mantuvo hasta
los doce meses. Mediante el estudio metabolómico se ha demostrado que esta
reducción de peso estaba asociada a drásticos cambios en el metabolismo, que se
mantienen hasta nueve meses después de concluir el tratamiento, pero no en
todos los pacientes. Esto ha permitido identificar un panel de biomarcadores
que, antes de iniciar un tratamiento, podrían estar relacionados con la
predicción de éxito y con la selección del tratamiento más adecuado para cada
paciente.
El investigador principal del proyecto del CEMBIO destaca la importancia de
estas colaboraciones multidisciplinarias para abordar un problema tan complejo
como la obesidad infantil. "Nuestro objetivo es mejorar la precisión de
los tratamientos y la adherencia de los pacientes mediante la identificación de
marcadores predictivos que nos permitan seleccionar las intervenciones más
adecuadas para cada individuo", afirma Rupérez.
Estos trabajos representan un paso significativo hacia la comprensión y el
tratamiento de la obesidad infantil, y subrayan la importancia de la
investigación colaborativa y multidisciplinaria en la búsqueda de soluciones innovadoras
para los problemas de salud pública.