España sigue siendo uno
de los países más seguros de Europa y del mundo en cuanto a los delitos graves
contra las personas, pero algunos indicadores de criminalidad muestran tendencias
muy preocupantes. Así lo refleja el último informe del Observatorio Demográfico
del CEU-CEFAS, titulado ‘Demografía de la delincuencia en España’, que analiza la evolución reciente de
la delincuencia en nuestro país por tipo de delito, segmentos demográficos
(sexo, edad y nacionalidad) y zonas geográficas.
El estudio concluye que la tasa de homicidios
sigue siendo muy baja (0,6–0,7 por cada 100.000 habitantes), gracias, en buena medida, a la
rápida intervención policial y sanitaria, ya que las tentativas de
asesinato se han duplicado en los últimos años. La pena por homicidio o asesinato en España (de 10 a 25
años) resulta desproporcionadamente leve si se compara con el daño causado, en
especial en la parte baja de la horquilla.
En asesinatos por
“violencia de género”, España es el país de Europa Occidental con menor
incidencia. Las tasas de homicidios de este tipo de los extranjeros, y en
concreto de los africanos, seguidos de los americanos y europeos, son muy
superiores a las de los españoles. También incluye el informe datos de hombres
asesinados por sus parejas o exparejas sentimentales (66 en total en España entre
2014 y 2023).
Otro fenómeno que inquieta
es el enorme aumento de las agresiones sexuales con penetración, que han pasado
de 2.143 en 2019 a
5.206 en 2024. Pese a ello, España continúa muy por debajo de las tasas de violaciones
de países como Suecia o Francia. Cataluña, Baleares, País Vasco y Navarra
encabezan las tasas por 100.000 habitantes de este tipo de delitos. La
propensión a cometer delitos sexuales de los inmigrantes es muy superior a la
de los españoles, como evidencian las tasas de condenados por 100.000 hombres
en cualquier franja de edad.
El perfil del delincuente: joven, varón y, en muchos casos,
extranjero
El informe confirma un
patrón constante: la delincuencia violenta es mayoritariamente masculina y
joven. Más del 90 % de
los homicidios y robos son cometidos por hombres, y la propensión a delinquir
disminuye drásticamente con la edad. Asimismo, los extranjeros presentan tasas de criminalidad mucho más
altas que los españoles, especialmente
en los delitos más graves contra las personas (homicidios, violaciones,
robos…), y sobre todo los africanos y los iberoamericanos. En 2024, el 31% de
la población reclusa era de nacionalidad extranjera (sin contar inmigrantes
nacionalizados o de segunda generación), más del doble que su peso en la
población de 20 a 69 años, con una fuerte sobrerrepresentación de magrebíes, y de
iberoamericanos.
El estudio insiste en
que la inmensa mayoría
de los inmigrantes no delinquen -lo mismo que la inmensa mayoría de los
hombres, pese a que se les precriminalice a todos con el término “violencia de
género”, o de la inmensa mayoría de los jóvenes-, pero alerta de la
“criminalidad importada”, en delitos violentos y contra la propiedad, yihadismo,
bandas latinas o redes de tráfico de drogas.
La okupación de vivienda, un grave delito “subcastigado”,
mucho más común por parte de extranjeros y en Cataluña
El informe dedica un
apartado a la usurpación de viviendas, que califica de “grave problema social”
por la “lenidad con que es tratada por las autoridades”. Entre 2010 y 2024 se
registraron casi 170.000 casos
de okupación, aunque en menos de la mitad hubo detenciones. En 2023, el 51,8% de los detenidos e
investigados por okupación eran extranjeros, lo que implicaría una tasa de detenidos por este delito por 100.000 personas de
18 a 69 años de 6,1 veces la de los españoles. Cataluña lidera de muy lejos estas cifras, con una tasa que
es 3,6 veces la del resto de España.
El yihadismo y las bandas latinas, dos graves tipos de
criminalidad importada
El informe analiza, de
forma sucinta, el terrorismo yihadista, un tipo de delincuencia particularmente
peligroso, ligado a la inmigración musulmana (muy mayoritariamente marroquí), y
las bandas latinas (ligadas a la inmigración hispana joven de primera y segunda
generación), con especial presencia en Madrid.
Robos en descenso y aumento en otro tipo de delitos
En el lado positivo, los robos y hurtos han disminuido
entre 2019 y 2025 (–26 % en robos en domicilios y –10 % en hurtos). El robo es un delito
casi exclusivamente masculino y de jóvenes y personas de mediana edad -mucho
menos en el hurto-, con sobrerrepresentación de extranjeros entre los ladrones,
y en particular de africanos, y con mucha más incidencia en Cataluña. En
sentido contrario, crecen los delitos
de lesiones (+53 %),
el tráfico de drogas (+31 %) y, sobre todo, la cibercriminalidad (+120 %), superándose ya las
400.000 estafas informáticas anuales.
España ante el reto demográfico y migratorio
Por el envejecimiento de
su población, la delincuencia en España debería tender a bajar. En sentido
contrario, el aumento de población inmigrante —3,8 millones de personas netas
en la última década— habría influido en el incremento de ciertos delitos. En
este sentido, el estudio señala la seguridad ciudadana como otra razón de peso
para ordenar los flujos migratorios en España y Europa; y apela al aumento
de los medios policiales y judiciales, y a endurecer las penas para los
delitos en auge, con el fin de preservar los bajos niveles de criminalidad
general que todavía caracterizan a España.