Lejos de
la imagen de escasez crónica, España dispone de agua
suficiente para alimentar el crecimiento económico, reforzar la
soberanía alimentaria y energética, y fortalecerse
como potencia agrícola
exportadora. Así lo recoge el último informe del Centro CEU de Estudios,
Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS), titulado ‘El agua en España: una gran
fuente de oportunidad’, inspirado en gran medida en las investigaciones y
propuestas sobre el particular del ingeniero y empresario Luis Fernando del Rivero Asensio.
La investigación pone sobre la mesa un dato
revelador: España recibe
anualmente una media de 347.000 hectómetros cúbicos (hm³) de precipitación, de los
cuales 111.000 hm³ se
traducen en escorrentía útil, lo que equivale a casi 4 veces el
consumo total actual de agua (unos 30.000 hm³/año), según datos de la última
década. Por su gran superficie y menor población, España recibe mucha más agua
total y per cápita que Alemania, y un nivel parecido en términos per cápita al
de Francia, si bien hasta ahora gran parte de los caudales brutos se
desaprovechan.
La mitad de nuestra superficie actual de cultivo es de barbecho, cuyo
rendimiento aumentaría mucho de pasarse a regadío, frente a naciones como los Países
Bajos o Israel, con mucho más porcentaje de regadío.
Más producción de alimentos, energía limpia y empleo
El informe defiende la puesta en marcha de un Plan Nacional del Agua con visión
estratégica, centrado en multiplicar
por tres la superficie regada y aprovechar mucho más el potencial de generación
hidroeléctrica de bombeo, reconvirtiendo
para ello presas fluyentes y aprovechando el desnivel y embalses existentes.
Esto permitiría: triplicar la producción agroalimentaria
nacional, con mayor valor añadido por hectárea; reducir la dependencia de importaciones
alimentarias (especialmente de cereales y soja) y exportar mucho más
producto agrícola; generar muchos miles de empleos en zonas rurales y fijar
población en ellas; reducir nuestra dependencia energética exterior con la
producción de mucha más electricidad limpia y 100% renovable. España dispone de más de 370 embalses y 56.000 hm³ de capacidad
de almacenamiento, lo que la sitúa como el país más embalsado
de Europa en proporción a su superficie.
Datos
que invitan a la acción
· El consumo nacional neto de agua representa solo un 6% de la
que se recibe por precipitaciones, lo que deja amplio margen
para optimizar su uso con infraestructuras y trasvases.
· España
podría disponer anualmente de 30.000 hm³ de agua para usos productivos y domésticos, respetando
caudales ecológicos fijados con criterios científicos, no ideológicos.
· La media de precios del agua urbana en ciudades como Murcia o San Sebastián
triplica la de otras como Lugo o Palencia, sin que estas diferencias obedezcan
siempre a razones técnicas o geográficas, ni se den otros suministros
domésticos básicos como la electricidad, el gas o las telecomunicaciones. Y en
no pocos lugares hay restricciones de agua en años de menor pluviosidad.
Recurso
estratégico ante los grandes desafíos
España puede y debe usar el agua como herramienta clave de desarrollo ante
desafíos globales como los ecológicos, la seguridad alimentaria y el suministro energético seguro y de
fuentes limpias. “No hablamos de consumir más agua sin
control, sino de gestionar mejor un recurso que tenemos en abundancia. Con
voluntad política, inversión en tecnología y sentido común, el agua puede ser
una de las grandes palancas de futuro de nuestro país”, afirma el autor del
informe, Alejandro Macarrón
Larumbe.
El
agua como peligro en el Levante y otros lugares
La catástrofe de la DANA de octubre de 2024 en el Levante habría sido muchísimo menor de haberse acometido
obras preventivas en la zona del Barranco del Poyo, de antaño
identificada como de alto riesgo potencial, en un área de España de crecidas
recurrentes, en la que ya se han hecho obras tan beneficiosas para prevenir
desastres como el desvío del Turia. A este respecto y otros relativos al agua,
hay un doble problema en España:
· Múltiples agentes públicos con competencias (y
enfoques distintos): Ministerios (Fomento y Medio Ambiente); CCAA (una o más
consejerías); Ayuntamientos; Confederaciones (Hidrográficas y de Regantes).
· La ideología ecologista y la demagogia han primado sobre la gestión racional / técnica del
agua en las últimas décadas, con talibanismo antitrasvases (caso del Ebro) y en
caudales ecológicos inflados, y con enfoques tan catastróficos -se vio en
octubre de 2024- como no hacer obras preventivas de desvío de cauces o
contención ante crecidas, en las que la vegetación fluvial se atasca en los
puentes, represándose y derribándolos.
Desde CEU-CEFAS se hace un llamamiento a los
responsables públicos, expertos, universidades y ciudadanía a iniciar un debate
técnico, desideologizado y constructivo en torno a una política nacional del agua al
servicio del bien común.