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Proximidad urbana: un concepto para reducir la dependencia del automóvil

05/06/2021
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El año 2020 ha sido atípico en muchos sentidos, también en el ambiente de nuestras ciudades. Debido a las restricciones de movilidad por la emergencia sanitaria, la contaminación del aire por dióxido de nitrógeno en una ciudad como Madrid ha caído un 31% respecto a años anteriores. Durante el primer estado de alarma, la contaminación ha estado en mínimos históricos llegando a una calidad del aire equivalente a la de los pueblos del entorno. ¿Es posible obtener esa calidad del aire que vislumbramos en nuestras ciudades durante los meses de confinamiento?

El arquitecto Juan Arana, profesor del Área de Urbanismo de la Escuela Politécnica Superior, recuerda que “la contaminación del aire tiene repercusiones graves en la salud y nuestras ciudades tienen un amplio margen de mejora”. En este sentido, “se estima que el automóvil es con diferencia el factor más determinante en el empobrecimiento de la calidad del aire. Cualquier estrategia de mejora de calidad ambiental, necesariamente, incluye planes de reducción del tráfico de vehículos privados”.

Frente a estos retos, las estrategias que se están planteando pasan por importantes planes de movilidad sostenible. “El modelo de crecimiento urbano actual está basado en el automóvil. La ampliación del extrarradio urbano implica un crecimiento de infraestructuras y espacios residuales que es a su vez motivo de una mayor dependencia del vehículo”. Para resolver este problema, “se deben modificar patrones de movilidad en nuestras ciudades para reducir de forma significativa la cantidad de desplazamientos en vehículo motorizado. Estas medidas no excluyen aquéllas centradas en la renovación tecnológica, pero sí exigen cambios estructurales en la forma de vivir, construir y planificar nuestras ciudades”, subraya el arquitecto.

Entre las modificaciones de patrones de movilidad, la implementación de zonas de bajas emisiones se consolida como una estrategia para la mejora de la calidad del aire; estas medidas deben ir acompañadas de un impulso a la ciudad de cercanía: la peatonalidad, los desplazamientos no motorizados y una apuesta decidida por el transporte público. En paralelo, se observa cómo surgen con fuerza proyectos de transformación de la movilidad que implican estrategias que atañen el replanteamiento del espacio público e incluso la reordenación de la vida urbana.

Una estrategia que ha recibido recientemente atención mediática es la ciudad de los 15 minutos, acuñada en París por el urbanista Carlos Moreno. Otras estrategias semejantes han sido planteadas recientemente por ciudades como Milán, Barcelona (con el proyecto de Super Illas) o los proyectos realizados por urbanistas como Jan Gehl. El principio subyacente en estas estrategias no es nuevo, se trata de la recuperación de la proximidad urbana. Un concepto diferenciado del de conectividad, predominante en el modelo de crecimiento urbano.

La ciudad de la conectividad descansa sobre las infraestructuras de transporte y la dependencia del automóvil; la ciudad de proximidad en cambio valora los desplazamientos no motorizados, y reivindica el valor de la calle como yuxtaposición de usos que no son sólo de transporte. Se trata de cambiar la planificación de la vida urbana hacia un objetivo de proximidad para reducir la dependencia del automóvil. La idea remite a pensar en entornos urbanos cercanos con un alto grado de autosuficiencia donde, a una distancia accesible por el peatón, se puedan desempeñar actividades cotidianas, de desarrollo personal, administrativas y productivas.

Esta ciudad de proximidad se caracterizaría por los siguientes aspectos:

- Fomento de la peatonalidad: hemos podido experimentar este año con las medidas de distancia social lo angosto de las aceras de nuestras ciudades. Es necesario aumentar la capacidad peatonal de las calles. Esto implica replantear la calle como espacio público. Nuestras calles no pueden ser almacenes de coches. Su adaptación implica modificar pavimentación y materiales para hacerlas vivibles y accesibles, fomentar la vida activa y los desplazamientos no motorizados.

- Provisión de recursos de proximidad: la peatonalidad requiere densidad y complejidad. En un momento en el que la pandemia ha generado una cierta fobia hacia la ciudad y la densidad, lo que necesitamos es más ciudad; barrios bien equipados, con complejidad y diversidad de usos. Entre estos es fundamental la inserción de naturaleza y espacios verdes de proximidad que tanto valor han demostrado tener durante los meses de confinamiento parcial en 2020.

- Espacio colectivo: la autosuficiencia implica fuertes redes sociales que, a su vez, necesitan de lugares de encuentro y participación, espacios públicos de calidad y fomento de las redes vecinales de apoyo.

- Equidad: estas estrategias presentan grandes retos sobre todo en los entornos urbanos más vulnerables. Es la periferia de las ciudades la más afectada por la dependencia del automóvil y cualquier medida deberá tener en cuenta criterios de justicia ambiental y las desigualdades entre distintas zonas urbanas.

Palabras clave Arquitectura Proximidad urbana Automóvil Contaminación Ciudades Movilidad