Añadir a los estudios de grado o máster un certificado o diploma expedido por una universidad extranjera aporta un importante valor añadido al perfil académico y profesional del alumno.
Este tipo de formación complementaria permite adquirir conocimientos específicos no cubiertos en el programa nacional, así como familiarizarse con metodologías y estándares educativos internacionales. Además, demuestra competencias interculturales, dominio de otros idiomas y capacidad de adaptación a entornos académicos diversos.
Todo ello contribuye a mejorar la empleabilidad, diferenciar el currículum y ampliar la red de contactos profesionales. Estos certificados son oficiales, y otorgan créditos a los alumnos, que, en ocasiones pueden reconocerse por asignaturas de posgrados u otros formatos de diplomas, según la normativa del país donde se ha realizado los estudios, consolidando su impacto en la trayectoria académica del estudiante.
Este tipo de formación internacional permite al alumno especializarse en un período de tiempo breve (generalmente un semestre) en áreas concretas con un enfoque práctico y aplicado, lo que facilita su preparación para los retos reales del mercado laboral.
Especializarse en áreas concretas con un enfoque práctico y aplicado, frente a los estudios generalistas, permite desarrollar competencias técnicas y conocimientos orientados a un sector profesional específico.
Esta especialización adicional otorga al estudiante una ventaja competitiva clara, al posicionarlo como un perfil más cualificado y diferenciado en procesos de selección cada vez más exigentes y orientados a la experiencia práctica.
El desarrollo de competencias directamente vinculadas a sectores profesionales específicos incrementa la empleabilidad tanto a nivel nacional como internacional.